Ayer Isidro habló de que lo importante no es el tiempo sino los momentos, eso que sucede cuando la luz se detiene en un tropiezo y rebota creando un instante para la memoria. El tiempo a veces se transforma en espacio, cuando el escenario se dota de los contenidos tangibles del recuerdo. La memoria son impulsos, instantes, sacudidas. El resto es menos vida, mero tiempo, el hueco entre luces. Lo que no recuerdo, que es como si existe. Lo que se diluye. El excipiente de la vida.
martes, 6 de abril de 2010
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