miércoles, 17 de febrero de 2010

El encuentro

Ayer nos tropezamos por la calle en uno de esos encuentros accidentales que rompen la magia de la relación epistolar que mantenemos. Resulta incómodo enfrentarnos a la mirada del otro y he descubierto que nos sentimos más cómodos en ese contacto clandestino, en esa intimidad dibujada en las letras, amparada en la soledad de la noche, en el silencio. Ayer tuvimos la conversación más trivial de cuantas hemos sostenido. Sin el velo de la distancia física no nos hemos parecido tan interesantes. La luz del día, la conversación forzada, las miradas disimuladas, nuestras voces. Todo fue raro, y ajeno. No somos los mismos que en esta intimidad, que en esta noche. No nos reconocemos en estas palabras. Es aquí en este espacio donde somos nosotros. Tenía prisa por marcharme, por desaparecer de tu vista, por desaparecer de la vista de los otros. Tenía prisa por encontrarte aquí, preocupada por si nuestro encuentro ha alterado algo entre nosotros. Qué raro es sentise más cómoda lejos que cerca, que raro es estar más a gusto en el silencio de las palabras.

5 comentarios:

Escéptico dijo...

No renuncies a las palabras, a la cercanía, a las complicidades, a compartir hasta el dolor.

Manny dijo...

Le he estado dando vueltas a la historia que cuentas y creo que tengo una respuesta para lo que experimentaste. En primer lugar voy a destacar algunas palabras o frases que usas en el relato: ENCUENTRO ACCIDENTAL; CONTACTO AMPARADO EN LA SOLEDAD DE LA NOCHE: LUZ DEL DIA; TODO FUE RARO Y AJENO; NO SOMOS LOS MISMOS; NO NOS RECONOCEMOS; ES AQUÍ EN ESTE ESPACIO DONDE SOMOS NOSOTROS.
Con un “encuentro accidental” te refieres a algo que no debería haber sucedido. Contrapones dos aspectos temporales: “soledad de la noche” y “luz del día”. Es decir, sientes que ese encuentro hubiera resultado más cómodo de noche que de día. Cuando te refieres a que “todo fue raro y ajeno” reconoces que no se estaba produciendo algo habitual, familiar… Esa es una frase que se complementa con “no somos los mismos” y “no nos reconocemos”, Y por último dices: “es aquí en este espacio donde somos nosotros”. Aquí está la clave de todo.
El encuentro se produjo en un mundo paralelo en el que tal vez vuestra relación no es la misma que “AQUÍ EN ESTE ESPACIO DONDE SOMOS NOSOTROS”. Tu consciente estaba “en este espacio”, pero al mismo tiempo te percibiste en “la luz del día” y no “en la soledad de la noche”. Es decir, te encontraste con esa persona en un mundo en el que no te sientes cómoda con ella, por eso “todo fue raro y ajeno” y no os reconocisteis. Por eso dices que fue accidental, porque percibiste los dos mundos al mismo tiempo y eso es algo que no debería haber ocurrido. Quien sabe las consecuencias que pueda tener. Los hombres de negro no tardarán en visitarte.

PENELOPE GLAMOUR dijo...

No te reconoces en mis palabras?

Manny dijo...

Por eso le he buscado una explicación a lo P. K. Dick. No quiero que sucedira eso realmente. Me resisto a creer que algo así pueda pasarnos. Si ocurrió, fue en un mundo paralelo en el que no vivimos.

Sert dijo...

Un mundo paralelo. he de escribir sobre eso. gracias.

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