viernes, 25 de septiembre de 2009

Me subo a este avión de papel...


He vuelto a salir corriendo. No quiero volver a leer lo que he escrito. Demoro mi regreso a este cuaderno. Me ha visitado Manny. Estás al otro lado de este espejo. O has estado. Me seduce la idea de que podemos estar enganchados a la vez a este espacio en blanco que relleno a impulsos, cada vez con más anarquía o tal vez desasosiego. Que escribo para no atreverme a releer después. Me subo a este avión de papel. Abrazaré un gin-fizz con la punta de mis dedos, en el bar de nuestro hotel de Londres. Me rindo al azar. Pero a oscuras, sin más luz que el tacto de las palabras, atrapada por la intimidad de la oscuridad de mis párpados cerrados, la persiana que me separa de la mirada del otro.

1 comentario:

Commio dijo...

Hace mucho, mucho tiempo (long, long time ago), me hicieron una pregunta. Me pareció una de esas preguntas con trampa que, cuando la respondes, todos se ríen de tu ingenuidad. “En una película, ¿quién es el último que sale de escena?”. Supongo que mi cerebro se encogió de hombros y que nunca llegué a responder, porque no recuerdo que mis hermanas se rieran y mi padre, que era quien me había hecho la pregunta, se agachó para ponerse a mi altura y volviéndose para señalarme la todavía iluminada entrada de la sala de proyecciones, me dijo: “El portero del cine. El que cierra la puerta”. En ese momento, el hombre con la gorra de plato que nos había partido las entradas al llegar, salió de escena cerrando la puerta.
Ya no hay porteros con gorra de plato en los cines, ni taxistas con su chaquetilla azul, trabillas en los hombros y, por supuesto, su gorra. Tampoco los conductores de los autobuses se cubren la cabeza con aquella gorra que se parecía a la de los gendarmes franceses, a los que tanta fama dio Louis de Funes, un cómico francés hijo de españoles. Ni siquiera la Guardia Civil se pone correaje amarillo en los desfiles. Aquel correaje que de pequeño tanto me llamaba la atención por su contraste con el verde del uniforme. Ya no hay nada de eso. La España uniformada hace mucho tiempo que no existe.
Lo que sí existe. Lo que ha quedado en mí es la sensación de que llevo toda la vida siendo el último en salir de escena. De que soy el que cierra la puerta.

Mi mascota pepe el pez

Geo Visitors Map
Powered By Blogger