jueves, 20 de septiembre de 2007

Neoparadigmas protesta


Si hasta ahora no creía demasiado en la utilidad de los sindicatos, después de comprobar como han evolucionado las artes de la reivindicación salarial me confieso espeluznada y estremecida ante tanto progreso en la escenificación mediática de conflictos laborales.
Las huelgas convencionales y los piquetes quedaron desterrados después del éxito de Full Monty y, a raíz de entonces, todo el mundo comenzó a bajarse los pantalones como símbolo de protesta. Que quiero aumento de sueldo, enseño el culo. Siguieron esta moda policías locales, guardias de seguridad, bomberos, deportistas, barrenderos y hasta un equipo de maduritas británicas con el plumcake ya revenido que cambiaron el te de las cinco por una instantánea en pelotas del grupo, bajo la peregrina excusa de recaudar fondos para impartir cursillos de macramé a féminas descarriadas. La fiebre del topless trasero arrasaba en el mundo ante la mirada atónita de sesudos analistas de la contemporaneidad y estudiosos sociólogos masterizados en Harvard que, a estas alturas, aún no han enunciado ninguna teoría ni aportado una explicación razonable a este singular fenómeno de nudismo-protesta.
Para toda una generación, el culo se elevó a la categoría de icono reivindicativo y sustituyó al soporte clásico de la pancarta. La fiebre de retratarse en bolas perduró hasta que nos hicimos inmunes a tanto culo sin cobertor. Las bajadas de pantalones dejaron de causar efecto coincidiendo con el inicio de Gran Hermano y otro realitys semejantes donde, entre otras banalidades arrasaba el edredonig, que aunque no está catalogado como vehículo de protesta, contribuyó a hacer decaer el interés por los culos al aire.
Conscientes de ello, hay quiénes ya se han puesto manos a la obra para encontrar fórmulas alternativas y eficaces de protesta. En Italia, por ejemplo, han hecho dieta por un día. Por un día sin pasta, para protestar por el incremento de precios en la alimentación. El ayuno reivindicativo ha tenido un éxito sin precedentes: la mitad de la población no comió macarrones, en un país en el que nunca tantos han estado de acuerdo ni para votar una opción política en las urnas. Pero el hito de la innovación lo han protagonizado los trabajadores italianos, también, de IBM que para protestar por los recortes salariales han hecho una huelga en Second Life. Bienvenidos, señores, a la primera virtual de la historia. Claro que original y eficaz son dos conceptos distintos. Avatares del destino… y de la ciberrealidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buena tu diatriba sobre el culo pero se te ha olvidado 'el calvo', ese gesto de protesta juvenil que, al menos a mi, ya me ha pillado mayor aunque no por ello deje de hacerme sonreir.

Mi mascota pepe el pez

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