domingo, 23 de septiembre de 2007

Pócimas, pestañas y artículos del Vogue

Las revistas de belleza sólo sirven para hacernos parecer más feos. Si lees Nacional Geographic acabarás por conocer las singularidades geográficas y antropológicas del mundo, si te da por el suplemento El Cultural estarás al día en las propuestas culturales y si compras Actualidad Económica tendrás una buena radiografía del sector empresarial del país. Incluso si te aficionas a los catálogos de propaganda como José Emilio, lector empedernido confeso y alérgico a las tertulias radiofónicas, aprendes las utilidades de los productos de nueva generación o las bondades del Mister Proper.
Pero las revistas femeninas producen un misterioso efecto inverso: Cuanto más lees, menos sabes. Los potitos faciales y los bálsamos antiestrías surgen por doquier y las técnicas de belleza, tendencias y hasta las prendas de ropa cada vez adoptan nombres, texturas y pócimas más extravagantes.
Hubo un tiempo en que fui adicta al Vogue y vivía obsesionada por las tendencias, las gamas cromáticas, las máscaras de pestañas y el estilo del tacón de mis zapatos.
Apreciaba la diferencia entre un iluminador y unos polvos compactos, utilizaba el eye-liner con precisión y distinguía la huella de Joseph Font en las prendas de Zara. Después de un año comprando la Biblia de la moda, repentinamente me dio por abrir un libro de Paul Auster y ya nunca más regresé al Vogue.
Me quité un peso de encima. Ocurren tantas cosas en la vida que he pensado que ya no me compensa pasar más tiempo contemplando todas esas mujeres que nunca seré.
Pero partiendo de esta premisa, siempre he tenido una duda insondable: ¿Por qué en las portadas de las revistas de hombres siempre salen mujeres y en las de mujeres… también mujeres?
Los editores se han quejado de que las revistas masculinas tienen demasiado sexo y mujeres. Las de las mujeres, también tienen mujeres… y recetas de cocina, cuidado del hogar y consejos para que no se resfríen los gatos y para convivir con hijos hiperactivos y maridos que roncan.

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