
Alguien ha escrito unas palabras en mi diario que me han hecho reflexionar. Lo que hace especial un momento es la compañía, y no el paisaje. El decorado cambia y no me inmuto. El rojo del vestido no tiñe el luto de las entrañas. Los recuerdos poderosos, los espacios mágicos, aquellos cautivadores minutos, un tiempo fascinante. Siempre hay alguien que me acompaña en escenas donde no importan los botines de charol de color chocolate. En la soledad no hay momentos especiales, sólo otros barnices como tristeza, sosiego o armonía. Existe una marca de carmín en el borde de una copa transparente (tomo prestada tu frase) porque me pinto los labios y me pinto los labios porque hay alguien enfrente, al otro lado del vaso con las piedras de hielo, al otro lado del espejo. Lo que construye momentos especiales es la compañía. Qué absurdo suena a veces el placer de la soledad. Para estar vivo no basta con respirar. Necesito esos momentos de quedarme sin aliento.
1 comentario:
Jo-Pé, que bonitas letras. A mí también me dejas sin aliento...
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