lunes, 5 de noviembre de 2007

Fabricar tiempo

Lux cuenta que regaló un cuaderno a un amigo y que éste, al llegar a la última página, le dedicó una frase: “Nadie puede regalar tiempo, gracias por el espacio”. Yo intento fabricar tiempo todos los días, engañando los minutos de una manera estúpida. No puedo justificar por qué, contra toda lógica, me he negado a atrasar una hora mi reloj a raíz del reciente cambio horario. Habita en mí una indescifrable pulsión interna que encuentra sumamente sugerente vivir con una hora de adelanto. Esperaba que esta circunstancia mejorara mi ratio de puntualidad, pero no ha sido así. De momento, tal estratagema sólo ha servido para confundirme, algo que por otro lado me encanta. Me levanto una hora antes de lo necesario sólo por el placer de demorarme en el letargo onírico hasta que realmente se hace necesario levantarme. Como dependo del reloj del móvil, temo que la compañía telefónica intervenga y corrija el adelanto en la pantalla de mi aparato. Francamente, me llevaría un disgusto si me suman sesenta minutos porque de vez en cuando, si me engaña la memoria, me olvido que de que vivo con una hora de ventaja. Entonces, engaño al tiempo y me deleito jugando la prórroga. Viviendo una hora que los demás ya tenéis amortizada.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues yo en la mayoría de las ocasiones, quiero hacer lo contrario, que el tiempo corra.

Anónimo dijo...

Ganar tiempo para perderlo. Me gusta la idea.

Anónimo dijo...

No entiendo este afán por vivir una hora antes. Tienes que regularizarte

Anónimo dijo...

Vive la hora que quieras. Yo por ahora me encuentro en el 24 de marzo. Pero mañana me voy al 23 de abril, día del libro. Anarquía total

Mi mascota pepe el pez

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