jueves, 1 de noviembre de 2007

Memoria de luto

Memoria. Siempre me ha sorprendido que se haya declarado fiesta nacional la memoria de los muertos, que se haya decretado la obligación de recordar, que se haya impuesto un día para llevar flores a los cementerios. Pero no todos los muertos están en los camposantos, algunos yacen en fosas comunes o en cunetas. Y, hasta ayer, ninguna fiesta los conmemoraba, nadie se sentía obligado a identificarlos y darles una sepultura digna. No se si es fiesta para ellos y sus familiares, que no saben a donde llevarles crisantemos. La muerte es tan incomprensible que no me imagino además que exista sin cuerpo. Sin lápida, sin urna.
Uno toma conciencia de lo efímero del tránsito vital cuando pierde a alguien especial. Cuando eso ocurre, nada cambia y cambia todo. Muta dentro. Se entra en una espiral dramática distinta, se abre los ojos a la vida. A la muerte. Mi memoria sobre aquellos minutos de agonía es potente. Temblaba de un frío que me salía de dentro, me entró miedo y después apareció un dolor atormentado, distinto a todos los conocidos, que se impregnó en mi piel y que aún no he podido sacudir de mi cuerpo. El recuerdo de su ausencia es poderoso. Memoria atormentada que trasciende a un jueves festivo. Hoy está prohibido olvidar. Y mañana también.

4 comentarios:

otilia dijo...

Hola Penélope:
Unas palabras antes de irme a dormir, que ya es tarde. Has estado muy bien en el programa. Diría que te favorecen mucho las luces de los platós. Aprovecho para mandarle un saludo a Víctor, si se atreve a volver a entrar.No te enfades con él. Me apropiaré para la ocasión de unas palabras tuyas; que sea este un lugar de encuentro. En cuanto a tu comentario de hoy en el blog, que te voy a contar que tú ya no sepas.
Espero verte pronto. Un abrazo grandote.

Anónimo dijo...

pues yo quiero que Víctor vuelva a escribir sobre Penélope, que meta caña

Anónimo dijo...

Malas, malas... dejad que el chico critique a Pé, que sabe cómo defenderse, es todo un carácter con el lápiz.
A mi me gustó mucho la crítica, estaba muy bien escrita

Anónimo dijo...

Queremos más entregas de ese duelo de palabras. Por cierto, Pe, pero ¿Quién es ese Víctor?

Un beso enorme

Mi mascota pepe el pez

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