
Uno toma conciencia de lo efímero del tránsito vital cuando pierde a alguien especial. Cuando eso ocurre, nada cambia y cambia todo. Muta dentro. Se entra en una espiral dramática distinta, se abre los ojos a la vida. A la muerte. Mi memoria sobre aquellos minutos de agonía es potente. Temblaba de un frío que me salía de dentro, me entró miedo y después apareció un dolor atormentado, distinto a todos los conocidos, que se impregnó en mi piel y que aún no he podido sacudir de mi cuerpo. El recuerdo de su ausencia es poderoso. Memoria atormentada que trasciende a un jueves festivo. Hoy está prohibido olvidar. Y mañana también.
4 comentarios:
Hola Penélope:
Unas palabras antes de irme a dormir, que ya es tarde. Has estado muy bien en el programa. Diría que te favorecen mucho las luces de los platós. Aprovecho para mandarle un saludo a Víctor, si se atreve a volver a entrar.No te enfades con él. Me apropiaré para la ocasión de unas palabras tuyas; que sea este un lugar de encuentro. En cuanto a tu comentario de hoy en el blog, que te voy a contar que tú ya no sepas.
Espero verte pronto. Un abrazo grandote.
pues yo quiero que Víctor vuelva a escribir sobre Penélope, que meta caña
Malas, malas... dejad que el chico critique a Pé, que sabe cómo defenderse, es todo un carácter con el lápiz.
A mi me gustó mucho la crítica, estaba muy bien escrita
Queremos más entregas de ese duelo de palabras. Por cierto, Pe, pero ¿Quién es ese Víctor?
Un beso enorme
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