martes, 18 de diciembre de 2007

El presente fugaz


Hasta que el otro día tropecé por azar con la página de un periódico almacenado en mi mesilla de noche, pensaba que era imposible vivir sin memoria más allá de los episodios cinematográficamente recurrentes de amnesia temporal. Pero la lectura de aquel texto, que describía algunos extraños síndromes psíquicos, me ha desvelado la existencia de un padecimiento sobrecogedor. Un hombre a quien una infección cerebral le borró la memoria, de tal manera, que, a partir de entonces, sólo era capaz de retener lo que había sucedido en los últimos segundos. Una vida sin recuerdos es un presente fugaz, un continuo tropiezo con la novedad. Alguien dijo que el tiempo es el espacio entre nuestros recuerdos. Sin memoria sólo existe un bucle emocional continuo, efímero y fugitivo. El hombre sin memoria atravesó episodios de confusión, agonía y depresión como consecuencia de la atroz condena que arrastró durante su existencia. Nunca fue capaz de reconocer como propia la habitación en la que vivía. Jamás se identificó en las imágenes de su álbum de fotos. Conocía y desconocía a su mujer a cada instante porque cada vez que entraba y salía de su habitación se esfumaba su recuerdo. Borges decía que sin memoria no habría podido imaginar. Sólo se crea mediante el recuerdo. Lo malo de no tener memoria no es olvidar rostros, sino desconocer sensaciones. Pero lo peor de no tener memoria es que ni siquiera se puede soñar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te recomiendo una película: 'Memento', refleja muy bien esa angustia. Saludos

Anónimo dijo...

Si Memento es muy buena. Ahora hay quienes inventan medicinas para borrar la memoria o sólo acordarse de las cosas buenas. Bolaño decía (o citaba) que para escribir no hacía falta imaginación sino memoria. vivir sin ella ¡qué espanto!
Felicitaciones por tu blog

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