jueves, 20 de diciembre de 2007

La realidad encadenada


Hoy han pasado muchas pequeñas cosas. Alex ha llamado a Gontzal y ha pronunciado mi nombre. Inesperadamente me he tropezado al tipo interesante con quien he ido tejiendo una intimidad improvisada en encuentros esporádicos y aleatorios, con quien me gusta compartir palabras. He comido con mi amiga Ponche, quien –pásmate Sert- intimida a su novio con frases del tipo “hasta que no me regales un coche con dirección asistida, no me llames al móvil cuando estoy conduciendo”, y con el tercer componente del tripartito gastronómico habitual, que todos los años por estas fechas celebra con sus amigos la ‘misoginia’, una comida de género exclusivamente masculino. La abuela tiene vacaciones de Navidad y mañana dejará el hospital. He caído en la cuenta de que, en Santander, por lo común, todos pertenecemos a nuestra pandilla de toda la vida y, que, aquellos que han perdido su primitiva identidad grupal a favor de nuevos referentes como pandillas de nueva generación o de segunda vuelta, se les achaca algún tipo de desviación social. Aquí penaliza todo mínimo gesto de cambio, desafío o desorden. He podido compartir un breve espacio con la potente y a la vez frágil Marisane. Y me he encontrado con Óscar por duplicado, antes y después de acompañar a Raúl y a Maricruz en dirección al gospel del Palacio de Festivales. Mientras me despedía de Angel y Lalín apareció Quique, que arrastra una ausencia de meses en mi agenda y como broche de esta realidad encadenada, nos actualizamos frente a una caña. O fueron dos. He temido encontrarme con el extraño y al llegar al quinto, he llamado a la puerta de mi vecina y he enseñado la patita por debajo de la puerta. Le he contado al fugitivo lo del tipo que le busca y me ha pedido que le describa. Como espabilado discípulo de Don Vito no ha hecho consideración ninguna. “¿El resto todo bien? No es prudente abrir la puerta a desconocidos”, pronunció, por fin, a modo de despedida. Hoy es el día de los tropiezos. Pero el extraño, a estas horas, no ha llamado a mi puerta.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

UhhUhhh... La potente y frágil Marisane llama a la puerta de Peeee... Como soy tannnn chuza, acabé tannnn chuza (como era de esperar...) Jijiji... Guapa¡¡¡¡

Anónimo dijo...

Diré en mi descargo que sólo pronuncié esa frase una vez colgado el teléfono!!!!!!!!!!!!
Ponche

Anónimo dijo...

Desde el desorden que tu selecciones, FELIZ NAVIDAD

Anónimo dijo...

Porque se que hoy para ti es un día especial, mi mejor y más especial recuerdo.

Anónimo dijo...

Venga, coraggio, Pe!!

Anónimo dijo...

Un beso fuerte.
N.

Mi mascota pepe el pez

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